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Sobre mí y mi trabajo de arquitecto

 

Terminé mis estudios de Arquitectura en 1987. No era un momento de mucho trabajo para los Arquitectos en general y menos aún para los recién egresados. Mi primer trabajo fue como delineante proyectista, junto con mi compañero de carrera Rafa, para una ingeniería a la que acababan de adjudicarle el proyecto de un gran parque en Bilbao. Tuvimos que diseñarlo todo, puesto que ellos andaban muy ocupados de trabajo, fue una primera experiencia interesante. El parque se construyó con algunos cambios respecto a aquél proyecto.

 

El corazón me atrajo a La Rioja, donde inicié mi carrera como practicante de Arquitectura y en donde fundé mi familia.

 

Han pasado más de veintiséis años ya. Por aquél entonces aún se llevaba el postmodernismo y los hombros exagerados en la ropa. La Arquitectura jugaba con los clásicos entre la mofa y la reverencia. Las ideas del urbanismo y la arquitectura funcional estaban totalmente apartadas y la forma reclamaba su primacía sobre la función. La forma cobijaba la función, pero no se doblegaba a ella.

 

Kahn había hecho furor en los últimos cursos de la Escuela y los estilos neo-neoclásicos también pegaban fuerte. La columna y el arco se hicieron protagonistas.

 

En seguida todo ello entró en crisis, una vez hecho su papel como  revulsivo del "movimiento internacional" que había encorsetado el diseño de los años anteriores. La crisis posterior duró un tiempo y de ella salieron figuras que proponían diferentes caminos. La deconstrucción fue una alternativa, el minimalismo otra, poco después,... Todos ellos eran denominaciones sobrepuestas a diferentes aventuras personales de algunos gurús que aún hoy marcan tendencia.

 

Algunos de los caminos más interesantes han sido propuestos por los menos ortodoxos, por aquellos que han sabido fundir diversas ideas, conocimientos y experiencias en nuevas soluciones herederas de las anteriores. Los portugueses y alguno de los nuestros han dado grandes lecciones de equilibrio en esta disciplina tan compleja.

 

Mientras tanto, en el día a día había que seguir poniendo ventanas con persianas enrollables y carpinterías de aluminio lacado, se incorporaba el "climalit" y el aislante térmico y aprendíamos a intervenir en la ciudad antigua con mayor respeto y sin la prepotencia de la "arquitectura moderna".

 

Tengo la sensación de que algo se ha debido de perder por el camino porque ahora se vuelve a intervenir con prepotencia en cualquier sitio. La envolvente exterior e interior se hacen valer sobre cualquier otra consideración y la Arquitectura es ahora, otra vez, principalmente, un hecho formal. Puede que Mr. Gehry tenga razón y un alto porcentaje de lo que se hace sea una "mierda". Tal vez empezando por alguna de sus propias obras, esas que envuelve en costosos celofanes para que tengan forma y gracia. Aunque debo reconocer que admiro algunas de ellas, sin ser el estilo que más me gusta.

 

Reconozco la suerte que he tenido y las oportunidades que he encontrado para trabajar. He podido llevar a cabo temas diversos y con muchos tipos de clientes, programas, etc...

 

Tras un periodo más duro en el que lidiaba con las pequeñas obras de VPO, el destino me juntó con José Miguel, un arquitecto algo mayor que yo y que me enseñó a quitarle el miedo a muchos aspectos de la profesión y a eliminar prejuicios que aún traía de mi época escolar. Fue un gran maestro y compañero. Pero la juventud me empujaba a ser más ambicioso que él (mucho más sereno y sensato, no solo por la edad). Reinicié el camino en solitario. Como había estado trabajando en el conocimiento y necesidades de las residencias de ancianos (personas mayores parece más correcto), concursé con éxito en algunos de los temas que por esa época salieron. De ahí pasé a los temas de clínicas y centros médicos que tienen una componente funcional muy exigente. Esta actividad me permitió entrar en otros temas y ampliar mi despacho.

 

Ante esta situación de crecimiento creía que debía compartir esa prosperidad y buscar a alguien más joven que tomara la batuta con el tiempo. Durante un tiempo funcionó, pero como dijo aquel viejo notario al despedirse: "hasta la disolución de la sociedad", y es que las sociedades tienden a disolverse, sobre todo cuando no están equilibradas y cada parte se ve como víctima de ese desequilibrio. De nuevo la ambición del más joven rompió la armonía, pero esta vez la ruptura fue más dolorosa y sangrante,... Pero esa es otra historia. Lo bueno entonces fué poder formar un buen equipo con gente joven y dispuesta, capaz de enfrentarse a los retos de trabajo que se presentaron entonces.

 

Una de las oportunidades que más agradezco es la de haber podido actuar en el Centro que la Asociación ARPS tiene en Logroño. He recibido un apoyo muy estimulante de sus dirigentes y su confianza ha incentivado para mí una libertad y disposición total hacia ese trabajo y tengo una gran satisfacción por el resultado. Aún no se ha completado, pero confío en que se acabe algún día no muy lejano.

 

Por supuesto agradezco a mi amigo Carlos el haber podido trabajar en la rehabilitación del viejo palacio del s. XVI, en el Casco Viejo de Logroño, para convertir aquella ruina de infraviviendas en el restaurante tan agradable que es ahora.

 

También he disfrutado con las obras de interiorismo para el Colegio de Notarios, la clínica de Gregorio, la colaboración con Tacto,...

 

La última obra que he terminado, junto con mi colega Juan Carlos, es un Colegio y su polideportivo para las Madres Escolapias. Un bonito ejercicio de rigor y aprovechamiento de recursos, pero con un ambiente de trabajo muy agradable y un resultado muy aceptable. Lo cierto es que estas mujeres son encantadoras y da gusto trabajar para ellas.

 

En todo ese tiempo, con esos trabajos he conocido a mucha gente. Además de estupendos promotores he tenido la suerte de trabajar con buenos profesionales aparejadores o arquitectos técnicos, ingenieros, constructores, instaladores,... Todos con espíritu colaborador y responsable que me han ayudado a lograr los objetivos de cada proyecto. Algunos han llegado a ser parte de mi grupo de buenos amigos.

 

Durante un pequeño tiempo desde la distancia, aunque más largo durante su recorrido, he tenido la experiencia del Oriente. Estuve trabajando en el control del diseño del metro de Riyadh. Aquello no cuajó porque el sistema anglosajón de trabajo es como su lenguaje: dominante, conciso y poco flexible a la improvisación (que aún sigue siendo necesaria). Sin embargo, a pesar del choque cultural con el mundo islámico, que lo es y mucho, aún conservo cierta nostalgia y regusto y la sensación de que me hubiera gustado conocer todo aquello un poco más a fondo.

 

Cuando veo las obras que se hacen ahora por aquí, tan "modernas", me pregunto qué hago yo metido en todo esto. Lo mío era vocacional, pero de qué?, desde luego que no de esa obsesión por salvar el planeta que ahora vende más que la Coca Cola, tampoco por esa arquitectura aparentemente efímera o marcadamente escultórica,... y que me gusta mucho en algunos casos,... No sé, yo era de Wright, también de Lecorbu, pero menos. Yo quería hacer casas bonitas, funcionales, detallistas, con espacios agradables y controlados, con luces y sombras, con texturas, colores,... vida y ambiente. No la VPO de aquellos tiempos, claro, pero tampoco esos minimalistas espacios alternativos para jovencitos privilegiados que no saben que antes o después serán menos jovencitos.

 

Algunas casitas he hecho, no muchas, cada una en su estilo y adaptada a cada cliente, con un largo proceso de conocimiento mutuo, sonsacando de su interior y escarificando las ideas prejuiciadas por los clichés y modas de cada momento.

 

Esa es la parte bonita, dialogar con la gente y crear conjuntamente ese cobijo para ellos y sus familias, añadir a todo ello lo poco que mi manierismo particular ofrece como estilo y que básicamente se ejerce en el detalle de los encuentros y de la adaptacion de las soluciones constructivas. Utilizando un lenguaje arquitectónico sencillo y comprensible e identificable para sus moradores, un lenguaje que quiere permanecer más que una moda pasajera (aunque de esto no se libra nada).

 

Desde que me introduje en el tema del Feng Shui lo he utilizado en mis intervenciones, con mayor o menor acierto. Unas veces a sabiendas del cliente, otras no, pero procurando compaginarlo con el resto de los condicionantes y buscando su mejor efecto.

 

Escribí un libro con el fin de ordenar mis propios conceptos sobre Feng Shui y poderlos trasmitir al resto de colegas, pero aún no lo he podido editar. Por ahora solo me sirve a mi mismo como manual de uso. Aquí he añadido un blog para ir calentando el ambiente.

 

La crisis que ha azotado a esta profesión me ha obligado a parar y con ello a reflexionar sobre mi trabajo. Como decía aquél, hablando en términos de Arquitectura con mayúsculas, pues ese trabajo mío es una "mierda", claro. Pero he dado cobijo a las necesidades físicas, funcionales y emocionales de las personas y con ello me siento satisfecho. Total en cincuenta años se supone que los edificios están amortizados, así que con que aguanten ya es bastante. Ahora entiendo la humildad de Asís Cabrero cuando hablaba de su obra en la Escuela.

 

Pero seguro que después de este tiempo en el que el cambio de las normas; la necesidad de primar la energía sobre todo lo demás; la crisis económica y política,... ha levantado una nube de polvo, y cuando el polvo se asiente (el que no se haya llevado el viento), germinará la nueva forma de hacer las cosas, desde un nuevo equilibrio y respeto.

 

Aquí presento algunas de la cosas que he hecho. Son fotografías de trabajo, de finales de obra, no muy cuidadas y un poco desordenadas, ya lo iré mejorando.

 

Gracias.

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